¿EMBARRARSE? El misterio de la vida
Cuando mi hijo estaba pequeño adoraba meterse en los charcos, saltar en ellos, que el agua le salpicara. Yo me preguntaba con sorpresa y algo de fastidio: ¿qué será lo que le ve a empantanarse y brincar en el agua sucia? Igual pregunta me hacía cuando veía Pepa Pig junto a él y llegaba la parte más “divertida” de capítulo: los personajes terminaban, entre risas, saltando y embarrándose. Recordé lo anterior leyendo a Pablo d’Ors: “Lo gracioso – por no decir patético – es que el hombre está montado en la vida y pretende salir ileso de ella. Tal pretensión de chapotear en el barro sin embarrarse es, ciertamente ilusoria”. Creo que nos pasa todo el tiempo, la mugre la corremos a limpiar, la mancha la sacamos como sea, las cicatrices nos avergüenzan, las arrugas las ocultamos, los dolores los tapamos, las crisis las escondemos. Los niños, por el contrario, cuando no han llegado a intelectualizar la vida -como nos pasa luego de cierta edad, que la mente se apodera de todo lo que somos- d...