Me la dedicaría
Auto dedicarse
Estaba acabando de entrenar, una de esas
sesiones intensas (los “runners” la llaman el día de series – risas-), justo
empezó a sonar una canción que hace poco descubrí: Desaprender – Adrian Berra.
Es una canción poderosa, que he disfrutado en este tiempo. Pensé: - qué canción
tan bella… se la dedicaría a… MI (risas). Mejor escrito: me la dedicaría.
Fue muy
gracioso porque la respuesta llegó así de la nada justo cuando el cantante
decía:
“(…)
no me dejes caer
sí me vuelvo a tirar
solo
quiero tener
alas
para volar
muy cerquita del sol “
Luego de ese pensamiento vino toda la parla, mi
densidad, y bueno las ganas de escribir sobre esto. Aquí viene la reflexión
densa y profunda (risas), de las que me conectan y fluyen casi todo el tiempo
(risas).
Pocas ocasiones (hablo desde mi experiencia)
somos capaces de dedicarnos cosas, se las dedicamos a los papas, a los hijos, a
los amores, a los amigos, etc. Intento hacer inventario de las veces que me he
dedicado algo, como por ejemplo la canción de la que hablo, y no se me viene a
la cabeza nada. Hablo de esas cosas que cuando volvemos sobre ellas nos recuerdan
a alguien en específico, como las canciones que uno le dedica a alguien
especial, o algún tipo de detalle que se consagra a una sola persona.
Lo más curioso del asunto es que quizá nos
hayamos descubierto en algún momento de la vida deseando que nos dediquen algo
(ya saben, nuestra infinita necesidad de amor y atención – risas-). Quizá la
razón que no hemos recibido aquello que deseamos es que ni siquiera hemos sido
capaces de abrir el espacio para recibirlo, más aún quizá nos lo hemos negado
siempre nosotros mismos.
Todo lo que pasa por dentro, por oculto o
modesto que parezca, tiene una repercusión universal, dice mi maestro Pablo d’Ors.
Hay que abrir la luz del alma para dedicarnos
la vida y poder dedicársela, desde el corazón, a los demás. Recuerden que nadie
da de lo que no tiene.
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