CANCIONES / SILENCIOS: que son tiempos

 


“No escuchamos porque tenemos oídos, tenemos oídos porque escuchamos”

-Heidegger

Me encontré con un video sobre el proyecto “Senderos sonoros” de San Felipe Birding RN. Una iniciativa en la que personas ciegas puedan entrar en contacto con la naturaleza y descubrir el mundo de las aves. Mi cerebro de inmediato saltó hacía el concepto de “Paisaje sonoro” o Soundscape (un concepto concebido por Murray Schafer para referirse a la identidad sonora de un lugar específico), el cual había descubierto hace un tiempo.

Pensé en el sonido, en la música y la melodía de las aves tanto como un elemento de nuestros días que no sólo nos configura, sino también que deja en evidencia lo que somos. Todo se mezcló con lo que venía desde hace varios meses pensando: la música como una herramienta pasiva de sanación, incluso encontré en mi blog de notas del celular la idea de “tiempos que son canciones”.

La verdad es que nunca había hecho tanta conciencia de la música y los sonidos, de la importancia de ellos hasta que apareció en mi vida “Escucha del alma”. A ella no llegué por el ruido y la música sino por la puerta de atrás, por el lado pasivo del sonido, es decir, por el silencio que se requiere para escuchar.

He buscado el silencio de manera consciente en mi vida a través de la meditación, sin embargo, de manera paradójica nunca, nunca había escuchado tanta música en mis días. Tengo playlist para todo: para entrenar, para dormir, para meditar, para escribir, para sentarme a almorzar, para cocinar. Descubro música nueva todo el tiempo. Según Spotify escuché 29 géneros este año.

El asunto es que el sonido y el silencio, son dos caras de la misma moneda. Unidad de cambio que poco reconocemos como el precio a pagar por nuestros procesos de transformación internos. Sobre el silencio quizá se me ocurra escribir algo luego, creo que está muy de moda el asunto de la meditación. Ahora sobre la música, el sonido, la melodía, para mí ha sido todo un descubrimiento de mi último año.

Creo que estaremos de acuerdo con que podemos hacer un flashback de nuestras vidas con canciones. También podemos catalogar las etapas que hemos transcurrido con más canciones. Lo más asombroso para mí ha sido reconocer en la escucha de las canciones y los sonidos, compañía. Porque, aunque creamos que los paisajes sonoros que habitamos o incluso configuramos (cuando ponemos música) son momentos del día, yo he decido abordarlos como compañías. Es decir, como acompañantes para estar feliz, para estar enérgica, para estar agradecida, para estar triste, para estar romántica, en fin… para estar.

Sea con canciones o con la melodía de nuestro entorno, lo cierto es que la escucha/el silencio son dos contemplaciones que propician un dialogo con nuestra alma y la de los demás. 

 

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