Lo que es adentro, es afuera
Que como es adentro es afuera. Parece una frase trillada de estos tiempos, pero la realidad -cuando la observas a detalle- te sorprende. Hubo un tiempo en que la sala de mi casa se quedó vacía y así me sentía. Un hueco hondo y profundo se me había abierto en el pecho. No podía ocupar el vacío, ni siquiera energía tenía para hacerlo. Comencé a sentarme en medio de la sala desocupada enfrente de un gran velón – el más grande que pudiera conseguir, me había recomendado mi terapeuta-. El propósito era que se consumiera al ritmo de la pena que me habitaba. Creo que debí comprar uno más grande, pensé cuando el velón se acabó y todavía la pena no terminaba de consumirse. Volvamos al vacío, a ese hondo hueco que me habitaba o más bien que yo habitaba, porque mi sala vacía se había convertido en mi lugar para meditar frente al velón con mi perro al lado. Lagrimas calientes y gruesas me resbalaban durante las meditaciones, luego en mi caja de grillos aparecía la imagen de Alicia llor...