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Me la dedicaría

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Auto dedicarse Estaba acabando de entrenar, una de esas sesiones intensas (los “runners” la llaman el día de series – risas-), justo empezó a sonar una canción que hace poco descubrí: Desaprender – Adrian Berra. Es una canción poderosa, que he disfrutado en este tiempo. Pensé: - qué canción tan bella… se la dedicaría a… MI (risas). Mejor escrito: me la dedicaría. Fue muy gracioso porque la respuesta llegó así de la nada justo cuando el cantante decía: “(…) no me dejes caer sí me vuelvo a tirar   solo quiero tener   alas para volar muy cerquita del sol “ Luego de ese pensamiento vino toda la parla, mi densidad, y bueno las ganas de escribir sobre esto. Aquí viene la reflexión densa y profunda (risas), de las que me conectan y fluyen casi todo el tiempo (risas). Pocas ocasiones (hablo desde mi experiencia) somos capaces de dedicarnos cosas, se las dedicamos a los papas, a los hijos, a los amores, a los amigos, etc. Intento hacer inventario de las veces que me...

El porqué del auto conocimiento

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  “La atención es la forma más básica del amor” -             John Tarrant Hoy sí que hay mucho gurú, coach, guía y maestro que se autoproclama por todas partes. Sin duda la humanidad está entrando en nueva etapa, cambiando los paradigmas, pero en esta transición siento que hay mucha bruma, mucha niebla en el camino. He experimentado esa bruma, esa falta de claridad durante mucho tiempo. Un sin saber para qué tanta búsqueda, tanta sed, tanta revisión, tanto aquí y allá, tanto de todo. Es decir, tanta terapia, tanto autoconocimiento, tanta “sanación”, como lo quieran llamar o catalogar. Por largos años me sentía empantanada en medio de todas las cosas que iba descubriendo de mí misma, de mi infancia, de mi familia, de mis ancestros, de toda la historia. Todo terminaba explicándolo en clave de las experiencias de la infancia, de los traumas que todos tenemos de nuestra niñez, en fin…  El asunto es que muchos de los...

¿Qué me excusa a mí y no a él?

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Tenía una idea buenísima el otro día, pero como iba manejando, no la pude escribir… pensé, ahorita lo hago. Lo que pasa luego (risas) es que nunca pasa (más risas). Somos como conejos, saltamos de lo uno a lo otro sin más. El asunto es que me ronda en la cabeza desde hace unos días un pensamiento sobre la actitud que aplicamos generalmente a quienes nos rodean con el "debería" y por lo general nunca lo retornamos a nosotros.     Lo gracioso es que juzgamos al otro sin mirarnos primero. Pretendemos que el otro no sienta lo que nosotros incluso ya hemos sentido o hecho. Podría parecer una idea muy trillada, pero la he pensado hondamente en mí no desde el juicio de lo que hace el otro, sino desde lo que yo hago y siento. Trataré de explicarme en concreto: me descubro juzgando a mi hijo porque pasa mucho tiempo en la pantalla, la contrapartida de eso, yo también lo hago con mi celular y mi pc. ¿Por qué pretendo que él no lo haga, si yo también lo he hecho? ¿Qué me excusa a ...

De la bruma a la nitidez…

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  Una de las primeras preguntas que apareció cuando empecé a meditar es ¿para qué *carajos* me sirve esto? (claro que podríamos omitir la palabra en asteriscos, pero lo cierto es que a mí me vino de esta manera). Pasaba “mucho” tiempo allí, invertía demasiado (lo necesitaba y disponía de él), continuamente venía la duda ¿estoy perdiendo mi tiempo? Respiraba, intentaba una y otra vez estar en la percepción, sin hacer NADA, solo estar, solo darme cuenta de la vida. Me asaltaban emociones, lloraba, sentía que me inundaba el amor, casi siempre en medio de lágrimas. Sin embargo, antes de la meditación vino la escritura, comencé a escribir todos mis pensamientos, sobre todo aquellos que más me movilizaban, en especial los que me agobiaban, había muchos, cientos, miles (risas). En uno de esos escritos, encontré el siguiente: ¡Quédate aquí! No desear que nada termine antes que sea el momento. Amar tanto la vida que cada cosa tenga su espacio para ser, con su lugar y su tiempo. ...

Lo que es adentro, es afuera

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  Que como es adentro es afuera. Parece una frase trillada de estos tiempos, pero la realidad -cuando la observas a detalle- te sorprende. Hubo un tiempo en que la sala de mi casa se quedó vacía y así me sentía. Un hueco hondo y profundo se me había abierto en el pecho. No podía ocupar el vacío, ni siquiera energía tenía para hacerlo. Comencé a sentarme en medio de la sala desocupada enfrente de un gran velón – el más grande que pudiera conseguir, me había recomendado mi terapeuta-. El propósito era que se consumiera al ritmo de la pena que me habitaba. Creo que debí comprar uno más grande, pensé cuando el velón se acabó y todavía la pena no terminaba de consumirse. Volvamos al vacío, a ese hondo hueco que me habitaba o más bien que yo habitaba, porque mi sala vacía se había convertido en mi lugar para meditar frente al velón con mi perro al lado. Lagrimas calientes y gruesas me resbalaban durante las meditaciones, luego en mi caja de grillos aparecía la imagen de Alicia llor...

Puedo sola, pero si tiene el gusto…

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Claro que podemos solos, solas, todos podemos. Pero a qué costo si nacimos en compañía, en manada, en tribu, en sociedad. Como lo quieran llamar. Pareciera que el actual y viralizado “empoderamiento femenino” quisiera girar únicamente alrededor de la primera frase “puedo sola”. Todo ese ímpetu, fuerza, incluso, en algunas ocasiones, parecería rabia acumulada, concentrada en mostrar que “podemos solas”, olvidándonos que hay mucho apoyo, gentileza, ayuda que se hace única y exclusivamente POR GUSTO. Dejarnos ayudar es una de las mayores sabidurías de la vida. Dejarse ayudar es un nivel espiritual mayor. No sé si saben de qué les hablo. Yo lo hice consciente hace un par de días mientras entrenaba en compañía. A pleno medio día, en un sol completamente abrasador, cuando llevaba quizá unos 40 mins del entrenamiento empecé a sentirme mal, no era la molestia o en cansancio habitual de cuando estás exigiéndote físicamente, comencé a sentir escalofrío (alarma de golpe de calor), entonces ba...

Disolver: el verdadero disfrute del presente

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El café que bebemos en la mañana es una disolución de café con agua. La perfecta mezcla de estas dos sustancias forma otra nueva. Que, a riesgo de equivocarme, somos muchos los que disfrutamos sobremanera en lo cotidiano. Pensando en el disolver, en términos “científicos”, estaríamos hablando de una separación de los componentes originales y la creación de uno nuevo que combina las propiedades de ambos. Un evento cotidiano, palpable, de la naturaleza. Hace un tiempo llegó a mi esta idea del disolver los que nos ocurre en la vida, así como le pasa al café y el agua. Es decir, permitir que la vida sea esa creación nueva que resulta de disolver cada día: lo que somos en presente (componente I); con las experiencias, personas, lugares, etc. (componente II); para convertirnos en una nueva creación, cada día, todos los días. Pensamiento semilla que ha ido dando sus frutos a lo largo de un año cuando escuché a Pablo d’Ors en un video de YouTube decir: “el mundo no está para ser transfor...